25 Feb El Cheikh Ahmadou Bamba
Frente a los negreros árabe-musulmanes y a sus cómplices que asolaron el continente negro, los líderes carismáticos y sus súbditos se alzan. De hecho, además de las élites a menudo islamizadas y el resto de los esclavistas, siempre hubo líderes resistentes – muchos más numerosos que aquellos –, que nunca perdieron la fe en sus civilizaciones sitiadas. Estos hombres sabían que todo crepúsculo, como toda noche, tiene su amanecer. Son estos líderes – constructores de imperios, religiosos místicos o grandes señores en busca de aventuras – en los que más a menudo los pueblos ponen su confianza.
En África occidental, la conversión de algunos reyezuelos o jefes de tribus y sus súbditos ha dio lugar a cambios inesperados. El Islam fue incluso involuntariamente apoyado espiritualmente por algunos de los principales movimientos de resistencia. En pleno siglo XIX, la trata de esclavos árabe-musulmán continuaba sus estragos y las naciones europeas combatían oficialmente el azote. Pero paradójicamente, “la desconfianza” de los colonos y los hombres de la Iglesia vis-à-vis con el Islam contribuyó a su expansión en profundidad. Los eruditos musulmanes, como el guía religioso senegalés Cheikh Ahmadou Bamba, no sólo no se sumergieron en la infamia de la trata de esclavos árabe- musulmana, sino que se resistieron ferozmente gracias al Islam. El hombre comenzó separando lo espiritual de lo temporal en lo que muchos líderes o guías africanos se perdían en preocupaciones básicamente existenciales y altamente corruptas.
Cheikh Ahmadou Bamba animó a sus seguidores a volverse hacia Dios en un trabajo santificador para superar mejor los valores materialistas del mundo. Se distanció de los yihadistas (a mayoría esclavistas), mientras luchaba contra la ocupación colonial, cuando los franceses se instalaron por la fuerza en Senegal. Los abusos del sistema colonial y el no respeto de los principios humanitarios, aunque nacidos de la Revolución Francesa acabaron por lanzar a una gran parte de las masas senegalesas a la religión de Muridismo cuyo fundador fue precisamente Cheikh Ahmadou Bamba. Este pacifista planteó muchos problemas a las autoridades coloniales, y por dos razones. En primer lugar, porque el Muridismo, religión de inspiración islámica, obtuvo la adhesión de millones de fieles, y en particular los agricultores que controlaban el cultivo de cacahuetes, producto de exportación colonial y gran recurso de ingresos para los “visitantes”. Pero también, Cheikh Ahmadou Bamba, musulmán piadoso, no era el clásico adversario al que se podía combatir con las armas.
Mucho antes de Mahatma Gandhi y del Dr. King, este hombre, inspirado en las enseñanzas más pacíficas del Islam, decidió oponerse al poder colonial por una resistencia no violenta. La llamó él mismo “la resistencia espiritual por la no violencia”. Frente al sistema colonial con todo lo que comportaba de engaños, subterfugios, medios de represalia y empresas de desculturización, el hombre opuso una fe religiosa inquebrantable en un combate inteligente y sin armas. Cheikh Ahmadou Bamba era sobre todo un místico incorruptible y desprendido de cosas materiales. El proyecto de sociedad del resistente religioso estaba basado en la hermandad religiosa y el apoyo social, excluyendo toda evocación de poder o restricción. Desafió a toda autoridad que pudiera disponer de la vida de un ser humano, siendo éste un privilegio del Todopoderoso. La ignorancia, dijo este antirracista, no puede ser mayor cuando se odia a un hombre sólo porque fue creado negro, blanco o amarillo, el cual a su vez, por reacción, puede rechazar a cualquier otro del mismo modo, lo cual es también absurdo.
El Muridismo, aunque de inspiración islámica, es la primera gran religión negro africana – que trasciende las barreras étnicas – que contiene desde su creación, en su misma esencia, una forma de resistencia espiritual y militante contra todo intento de alienación venida del exterior. Fue un renacimiento islámico y vivificante de la identidad negro africana y que acabaría por trastornar seriamente a las autoridades coloniales. Por eso el gobernador francés lo hará arrestar y será deportado a la isla de Gabón. El resistente religioso tendrá largas discusiones con otros reclusos, Almamy Samori Toure, otro resistente guineano, pero esclavo notorio y que llevará a cabo una larga guerra Santa en el África occidental. Este último utilizó el Islam al igual que muchos otros líderes musulmanes – como Elhadji Omar Ousmane, Dan Fodio y otro Mahdi – Cheikh Ahmadou Bamba, por su parte, trabajó para evitar a sus fieles la tentación de toda corrupción y que se sintieran realizados únicamente por el trabajo personal.
Después de ocho años de cautiverio en Gabón, el guía espiritual volverá a Senegal sólo para ser mantenido bajo arresto domiciliario hasta su muerte en 1927, sus últimas palabras serán: “Perdono a todos mis enemigos. Estaban lejos de mi barrio.” Su mausoleo se encuentra en Touba. Esta Meca africana se convirtió, junto con la de Lalibela en Etiopía, en uno de los altos lugares santos del continente negro. Por último, decir que la batalla del Papa del Muridismo fue uno de los raros ejemplos donde la islamización del continente negro no ha pervertido a guías o líderes locales para abusar de su pueblo.
Fuente: historiadeafrica.com
Bibliografía relacionada:
Mamadou Diouf (ed.), Tolerance, Democracy and Sufism in Senegal, Nueva York: Columbia University Press, 2013.
J.Glover, Sufism and Jihad in Modern Senegal. The Murid Order, University of Rochester Press, 2007.
Khadim Mbacké, Sufism and Religious Brotherhoods in Senegal, (original title: Soufisme et Confréries Religieuses au Sénégal, IFAN-CAD collection études islamiques, Dakar, 1995), trad. Eric Ross, Princeton: Markus Wiener Publishers, 2005.
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